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El misterio visual de A Hard Day's Night

A Hard Day’s Night. Óleo sobre lienzo, 1992. Ver en HD

Generalidades

A Hard Day´s Night – ¡Qué noche la de aquel día!, tal como se conoció en España – toma prestado el popular título de la canción creada por The Beatles para reflejar un imaginario concierto de Rock, bajo la peculiar óptica de Ramón Lapayese.

Se trata de un amplio lienzo de dimensiones 134 x 79 cm. Es una obra de madurez y plena sabiduría estética y técnica. Esta importante pintura al óleo de Ramón Lapayese es compleja, resuelta con veladuras que se superponen unas a otras, y está llena de detalles, evocadoras miniaturas, caras misteriosas, múltiples formas, y tal vez, mensajes.

Terminada en 1992, a finales de su largo periodo americano, sus preparativos se inician en 1991, cuando el autor comienza una serie de bocetos de los elementos que van a incluirse en la escena final. Algunos de estos dibujos se quedarán fuera del lienzo. Estos bocetos definen el aire de ironía que quiere imprimir el artista, que no se mantiene al margen, y deja claros algunos de sus gustos estéticos, sociales y culturales. También refleja, con mordacidad, cierta carga de mala leche.

Contrastes, trampantojos y miniaturas

La pintura es luminosa, llena de colores vivos que diferencian varias zonas de atención para los ojos del espectador, a los que, intencionadamente, se les invita a observar el lado derecho, iluminado y abigarrado de acción de los músicos en escena. Las figuras cobran vida, llenas de espontaneidad, y marcan el aire global de esta pintura en vistoso expresionismo, aunque de factura casi fauvista en sus colores y manchas de movimiento, en el lado del escenario.

Contrasta y se complementa con la zona ocupada por la audiencia, toda en general medio en penumbra, rebosante de confusos detalles en trampantojo, de estética más chocante, incluso grotesca, que incluiría un homenaje oculto a El Bosco y su famosa pintura El jardín de las delicias. La composición no es solo una propuesta plástica, pues podría llevar mensajes que hay que interpretar -y disfrutar- durante la contemplación del conjunto.

De los muchos rostros creados, al menos se aprecian dos retratos reconocibles: en el centro es un inesperado John Lennon, y rebuscando un poco, el autorretrato del pintor, que casi asusta cuando el espectador lo encuentra, con cierto aire misterioso, mirándonos medio escondido entre el público.

Acerca de las miniaturas, realmente no es una especialidad de Ramón Lapayese, técnica de la cual, además, nunca se hace eco la crítica de arte, ni la menciona el propio creados. Pero Ramón Lapayese, con sus obras de aprendizaje y desarrollo del oficio de artista en el taller de decoración de su padre, llevó a cabo posteriormente restauraciones de retablos de algunas iglesias, esto es, pintura y escultura combinadas en la misma obra. Realizó igualmente, por encargo, imitaciones de piezas religiosas antiguas, o creó piezas totalmente nuevas inspiradas en el estilo clásico requerido, donde aplicó sus conocimientos del estucado, de los relieves en madera policromada o dorada con pan de oro, y de los acabados refinados en retablos y otros trabajos, generalmente sobre madera. Es la búsqueda de detalles en las texturas de esta pintura la que nos sorprende con unos contenidos que no son meras pinceladas de relleno, imposible que sean casuales tantas veces, sino que contienen una rebuscada iconografía que podría acarrear el mensaje oculto de la obra.

Dos grandes zonas y cuatro elementos escapistas

El autor divide la obra en dos secciones desiguales, siendo el lado derecho el más importante en superficie del lienzo. Este lado contiene el escenario, donde se ve a los músicos durante su concierto.

Con este reparto del lienzo, deja que esta zona ocupe aproximadamente entre 83 a 85 cm, que en una altura total de 80 cm, lo convierten en uno de los formatos predilectos del autor, que tiene numerosa obra sobre lienzo en este formato, de 81 x 65 cm, 81 x 73 cm, 92 x 65 cm, etc.

El lado izquierdo, de unos 50 cm de ancho, lo ocupa el público, compuesto a veces como una masa de personajes con mezcla de estilos y acabados: expresionismo, impresionismo, tremendismo – tal vez un poco naïf – y surrealismo, que contiene detalles y hallazgos que lo hacen muy interesante y divertido de mirar con detenimiento.

Vinculando ambos lados de la pintura se proyectan, desde la izquierda, unas bonitas y bastante discretas veladuras de distintas tonalidades, que representan la iluminación del show, resueltas con oficio y buen hacer.

El escenario, los músicos. Y John Lennon

Se incluyen tres zonas de interés en el escenario: 2 grupos de 3 músicos, diagonalmente situados en la parte superior e inferior, y una tercera zona que ocupa la video proyección del concierto. En la parte inferior, el artista sitúa también un gran altavoz o monitor de sonido para los intérpretes. El escenario es literalmente un espectáculo de Rock con los músicos entregados al momento de tocar ante el público. Entre ellos destacan, en el grupo central:

  • El cantante solista, del que existe boceto -aunque no con el acabado final- de aspecto, gesto y estética similares a las de Mick Jagger, incluso acompañado de su famosa indumentaria de bailarín de los años 80. El cantante, en mitad de un salto, sostiene el micrófono, que parece introducirse en la boca, y en su mano izquierda lleva una pandereta
  • A su derecha, un trompetista, muy similar al boceto que hay de él, en actitud festiva, bailando y con medio cuerpo desnudo. Los brazos en alto, sosteniendo la trompeta, son un auténtico misterio pues pueden contener más miniaturas, incluida una escena erótica, distorsionada, pero muy apreciable
  • Debajo de ambos, también con su propio boceto -en el que no se aprecia la identidad- está retratado John Lennon tocando su guitarra, en actitud heroica y gesto reconocible. El pintor se molesta en pintarle sus icónicas gafas -aunque en la imagen detalle se aprecia que no son redondas- con pelo largo -aunque exageradamente rubio- y patillas, como llevó el famoso músico en los años 70. Con la distribución de pesos visuales y personajes que hace el autor, casi pasa desapercibido que Lennon ocupa exactamente el centro del lienzo, desde los laterales y en la vertical del bastidor, solo que un poco desplazado a la derecha, tal vez por añadir dramatismo y desequilibrio. En esta situación parece que el pintor homenajea al célebre cantante y guitarrista

En el grupo de músicos cercanos a la esquina inferior derecha se destacan:

  • Un violinista en actitud festiva y bailando, que cuenta con su propio boceto. Este personaje lleva casaca, pelo rojo y muestra la lengua, en un gesto imitado por muchos rockeros. Comparte con el personaje central, además, el color blanco de los pantalones. También está descalzo, como el vocalista
  • Un batería bailando, que no cuenta con boceto -es decir, se resolvió en el propio lienzo- en actitud festiva y tal vez con su carga irónica por parte del artista, que lo representa mostrando ambos pies, uno fuera del bombo y el otro junto al doble plato charleston. El gesto sorprende también por cómo tiene agarradas las baquetas, que asemejan más bien cucharas
  • Un intérprete de trompa, sin boceto, tirado en el suelo imitando a algunos guitarristas de rock´n´roll, o al saxofonista Big Jay McNeely, quien en sus conciertos tomaba esa postura mientras tocaba su instrumento. El origen de esta imagen es incierto, en una época en que no existían Internet ni YouTube, aunque sí MTV, cuando esta emisora era conocida por los videos musicales. Tal vez el artista hubiera asistido a algún concierto de rock o jazz donde un músico se pudiera haber arrojado al suelo. Aún así, parece una provocación burlona del pintor, que sitúa a este músico en un momento de éxtasis, ridiculizándolo de algún modo.

El público

La zona que contiene al público es la cara B de este singular lienzo, y en sí misma es la zona tal vez más entretenida de observar. El autor crea diversas figuras escondidas entre la masa de personas. Algunas son aparentes y otras quedan semiocultas en capas superpuestas, con el objetivo de confundir al observador, quien a veces no puede distinguir realmente hacia dónde están mirando o a quiénes corresponden algunas cabezas. El público asistente a un concierto de Rock parece no ser del gusto del pintor, y por esto tienen un aire caricaturesco y exagerado. Algunos personajes tienen formas extravagantes y desordenadas. Se aprecian figuras desdibujadas y que están elaboradas, con gran destreza, en fenomenales veladuras sobre grisalla terrosa o rojiza. Esta técnica clásica de la pintura al óleo se puede resumir en la creación de capas de pintura con escasa pigmentación, que proporcionan matices de luz, variado contraste y distintos grados de transparencia, de manera que en una zona donde se encuentran caras de los asistentes al concierto se pueden esconder formas, retratos, paisajes, escenas oníricas y caprichos visuales. Como se muestra en las fotos de detalle que acompañan, entre los rostros del público se pueden hallar:

  • un recuerdo a los personajes grotescos de Goya,
  • retratos realistas y rozando el surrealismo, con referencias al famoso autorretrato de Leonardo da Vinci, y un autorretrato propio de Ramón Lapayese
  • detalles arquitectónicos de lo que parecen edificaciones, una ventana, una calle y una pared de mampostería con una casa en su parte superior,
  • animales salvajes, monstruos mitológicos y otros seres,
  • una persona bocabajo -esto también está visible en la pintura mencionada de El Bosco-
  • alguien del público, que parece recrear la imagen de un simio, ofreciendo una botella a los músicos,
  • gente en trampantojo que parece portar una pancarta, o que es el brazo de otra persona, y alguien fumando o sosteniendo algo en su mano que produce mucho humo,

y muchos otros detalles de gran disfrute, mientras el aficionado contempla y hace descubrimientos entre la abigarrada audiencia al espectáculo.

Los elementos escapistas

Hay cuatro elementos adicionales con importancia que redondean el espectacular contenido de esta pintura. Los denominamos escapistas por ser elementos de evasión o escape, y que no están integrados realmente en las dos zonas mencionadas del público o los músicos:

  • La gran pantalla de video donde se destaca al vocalista. En otro detalle técnico y humorístico del pintor -fino observador de la realidad- el cantante retratado no está exactamente en la misma postura del personaje central, tal vez reflejando un conocido y molesto efecto de retardo, por el cual, una emisión en pantalla gigante nunca está perfectamente sincronizada con la acción en el escenario, siempre existen unos instantes de retraso respecto a la acción en vivo. Su elemento ridiculizante es la actitud del cantante, que parece que se va a tragar el micrófono
  • Los focos del concierto, o cañones de luz, con texturas que encierran extrañas tramas y miniaturas. Aunque pudieran parecer simples cristales de colores claros, las tulipas que proyectan la luz sobre el escenario contienen diminutos motivos y elementos que dan paso a la especulación del espectador. Este contenido se advierte tras unas pinceladas en oscuro color azul cobalto, tal vez como referencia al azul ultramar utilizado en la iluminación de manuscritos antiguos. Incluyen texto, que parece incluso escrito al revés, tal vez con algún mensaje, y formas misteriosas, como serpientes o un exótico sistema planetario con un molino, que extrañamente también se halla entre los bocetos. Se muestran detalles de todo esto en las imágenes que se acompañan
  • Los haces de luz propiamente dichos: cuatro extensas manchas longitudinales, que cruzan el lienzo de parte a parte, con técnica de veladura y que iluminan sutilmente algunos personajes y objetos: la pandereta del solista y la trompeta muestran sus bordes destacados de metal brillante, y cambian el color del rostro del personaje central
  • La línea de policías, situados en la parte inferior del lienzo y que suponen un elemento que ha evolucionado desde los primeros conciertos y siempre se ven en los grandes acontecimientos y espectáculos públicos, y que es la seguridad. Dada la carga irónica que ya se ha señalado, cabe pensar si estos policías están para evitar problemas o, más bien, en un concepto trasnochado, para vigilar al espectáculo de rock. Estos policías son un entretenimiento en sí mismos, pues están resueltos de manera conjunta, que hace parecer un grupo homogéneo, pero en una mirada más al detalle se podrá observar que sus rostros de perfil incluyen imágenes en miniatura de personas y paisajes, de factura impresionista

Los bocetos

Son diversos los bocetos que preparó el pintor para llevar a cabo esta obra. Todos ellos realizados a lápiz y bolígrafo sobre cartulina. Incluyen estudios de varios guitarristas en diversas posturas (al final sólo se incluyó uno), el trompetista, un vocalista bronco y desafiante, el violinista, y también la estilización de los instrumentos de percusión y guitarras, y un boceto apenas insinuado de un saxofonista que tampoco fue incluido. Nótese que, entre los guitarristas, hay uno con aspecto demoníaco que no se incorporó al óleo, pero el autor reutilizó su cabeza para crear uno de los seres monstruosos, como se ve en los detalles. A destacar la extraña forma de un molinillo, que fue incluida en una de las miniaturas y de manera anecdótica, otro de los bocetos incluye más personas patas arriba entre el público.

Estilo: la opinión del autor

«Mi arte no es fácil de clasificar o definir, aunque puede considerarse expresionista» – Ramón Lapayese define así su producción, en entrevista publicada en 1984, en el Diario las Américas, de Miami – «Mi obra es fundamentalmente figurativa con un expresionismo impresionista; es una pintura muy libre dentro de la figuración, a la que yo añado una interpretación muy personal». Y, después, añade en la misma entrevista: «El colorido de mis cuadros ha evolucionado desde los colores terrosos que recuerdan a Castilla: austeros, apagados, a los colores más vivos, más brillantes, que hacen pensar en un alto grado de temperatura que da a su textura un toque metálico».

Contradicciones

Ramón Lapayese, además de artista plástico era violinista, y tenía formación de conservatorio en música clásica. No disfrutaba del Rock, un espectáculo que podía influir negativamente en la sociedad, con muchas licencias estéticas, demasiados excesos y, al menos en la época retratada, con exagerados escándalos cubiertos profusamente por los medios de comunicación que atacaban la decencia y el buen gusto de siempre. Aquí y allá hay pequeñas burlas a las poses de algunos músicos en escena, así como al comportamiento de parte del público. Estos detalles que reprocha el autor hacia el Rock es una contradicción en esta pintura, no obstante, pues otorga todo el protagonismo a los dos músicos centrales, en una actitud entregada y pasional, no haciendo burla de ellos, sino que trae un instante de veracidad que reconoce en los intérpretes.

En la misma entrevista mencionada, el autor incide en la evolución de su estilo artístico y estético que, unos años después, representa toda una contradicción en este óleo: «Pintar es una forma de decir, y si nuestro lenguaje es oscuro, puede que muchos no lo entiendan». Realmente este lienzo que nos ocupa tiene mucho de oscuro, oculto, y no es fácil de mirar ni interpretar, ni siquiera en sus aspectos relativamente más aparentes.

Las referencias visuales

Aunque algunas de estas referencias pudieran ser discutidas, hay una serie de imágenes evocadoras que sitúan al público en la duda, como pueden ser:

  • ¿Es John Lennon el guitarrista principal de esta pintura? Desde luego el mismo título de la pintura hace una referencia al grupo The Beatles y este personaje contiene varios elementos que se hicieron famosos con el músico: gafas de montura fina y lentes redondeadas, una postura muy icónica para tocar la guitarra eléctrica, con su brazo derecho paralelo al mástil y las cuerdas, el pelo largo, lacio y con patillas muy del gusto de su impronta en los años setenta. Adicional a su ubicación central en el lienzo, Lennon es atravesado por 3 de los cuatro haces de luz en las veladuras, que le cambian el color del pelo y el rostro, el color de la ropa y la guitarra. ¿pudieran ser, tal vez, estas luces que le atraviesan, una referencia a su asesinato a tiros en el año 1980?
  • ¿Es Mick Jagger el vocalista que está saltando en el escenario? No se puede asegurar que sea el vocalista de The Rolling Stones, pero es un personaje muy parecido: abundante pelo largo, sobre el hombro; tiene un instrumento de percusión en su mano alzada, sostiene el micrófono con la otra mano, tiene unos gestos muy reconocibles del famoso cantante, y viste la camiseta crop-top deportiva o de bailarín contemporáneo que el propio Jagger hizo famosa estéticamente durante sus conciertos de los años 80
  • El rostro de esa persona que nos mira desde el centro del público es muy similar a los retratos que Goya hace de sus personajes populares, sobre todo en su pintura negra, como hombres beodos o gente asistiendo a fiestas, como puede apreciarse en este enlace
  • Además de una referencia visual al retrato de Leonardo, que puede verse en este enlace, ¿puede ser el texto que hay en algunas miniaturas otra referencia al texto que escribía Da Vinci al revés, con ayuda de un espejo?
  • ¿Se aprecian realmente referencias a El jardín de las delicias, de El Bosco?, El aficionado a esta maravillosa obra del Renacimiento puede hallar diversos detalles comunes: ambos autores se incluyen en la pintura en forma de autorretrato, las figuras misteriosas del público recogen los desmanes de la diversión humana, en el sentido de los excesos sensuales, como los recogidos por El Bosco en su obra, en forma de hombres y mujeres entregados al disfrute sexual y festivo, y el uso de sustancias como el alcohol, o la inclusión de instrumentos musicales como elementos paganos que distraen a la raza humana del Creador. Se incluye una figura dada la vuelta, como hipérbole de las personas que pierden su orientación y se encuentra patas arriba, literalmente, durante la celebración del concierto. También se incluyen demonios y seres terroríficos que suponen una grave amenaza al espíritu humano. El aficionado al arte podrá satisfacer su curiosidad comparativa revisando la mítica pintura que se expone en el Museo del Prado, en Madrid. En este enlace podrá hallar una foto de grandes dimensiones y alta resolución, realizada tras la restauración de la pintura original.

El mensaje y un interrogante final

Dados los espectaculares contenidos de esta pintura, cabe preguntarse si es un simple divertimento burlándose de los excesos del rock, o si el artista nos propone un mensaje, si hay un relato dentro de esta extraordinaria composición. Si hay un mensaje, si existe este relato, ¿puede ser una alegoría ejemplarizante, una denuncia de la inmoralidad del espectáculo del rock´n´roll? ¿Es otra referencia clásica, del mismo modo en que El Bosco refleja un mensaje-denuncia sobre los excesos carnales y sensuales del ser humano, y cómo este hedonismo lo acerca a los demonios, y lo dirige hacia la perdición y al sufrimiento? En definitiva, ¿está el pintor haciendo una advertencia sobre los peligros que proyectan algunos músicos de rock, con su postureo, sus excesos, su vida disoluta, decadente y pagana? No es justo generalizar, pero son conocidas conductas y situaciones donde diversos músicos tuvieron problemas con el abuso del alcohol y las drogas, cayendo en escándalos y comportamientos cuestionables, y es, tal vez, el reproche del artista ¿Está el pintor simplemente disfrutando de crear extrañas figuras, o realmente nos quiere recordar que el maligno está siempre a la vuelta de la esquina, en cualquier actividad humana, que nos aleje de la rectitud, la moral y la ética? El cuadro está abierto a la especulación, y sus confusas imágenes son precisamente las que, con toda intención, promueven que el espectador detallista pueda hacerse preguntas, que se despierten dudas o interrogantes en su interior, mientras disfruta visualmente de la bacanal estética que supone esta interesantísima obra.

Como interrogante final, y, si con curiosidad ha continuado su lectura hasta aquí, ¿cuántos personajes puede Ud. contar en este cuadro? Si lo observa con detenimiento, y los recuenta de nuevo, ¿obtiene el mismo resultado?